1.6.10

Una buena alimentación mejora la productividad en el trabajo

http://www.expansionyempleo.com/2007/06/18/desarrollo_de_carrera/1006892.html
por Ana Colmenarejo / Madrid

Los buenos hábitos alimenticios favorecen el rendimiento durante la jornada laboral.

Los expertos recomiendan hacer un buen desayuno y en la medida de lo posible optar por la comida casera. Según la OMS, la alimentación es, después del tabaco, el segundo factor de riesgo cardiovascular.

Hipócrates dijo "que los alimentos sean tu mejor medicina" y los expertos hoy aseguran que de cómo nos sentemos a la mesa dependerá nuestra calidad de vida y la cantidad de años que cumplamos. Y, por supuesto, el rendimiento diario en el trabajo.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la alimentación es, después del tabaco, el segundo factor de riesgo cardiovascular. Existen estudios que aseguran que el treinta por ciento de los casos de cáncer de colon, estómago y mama están relacionados con los malos hábitos alimenticios.

Consejos



Según Clotilde Vázquez, jefe de sección de nutrición del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, "las jornadas laborales muy intensas, los largos desplazamientos del trabajo a casa o, simplemente, no saber cocinar, hacen que cada vez comamos de forma menos equilibrados y estemos más apartados de la saludable dieta mediterránea. En definitiva, nos alimentamos peor".

Los errores en la alimentación comienzan al levantarnos:

"Las prisas nos llevan a comer poco en la primera parte del día, que es cuando tenemos que estar alerta y rendir más. Desayunar mal y sustituir la comida por un tentempié hace que durante horas estemos subalimentados".
Para almorzar, se recomienda un plato único, que debe tener fibra, hidratos de carbono y proteínas. La cena, ligera: una ensalada abundante para quedar saciados con pocas calorías. A media mañana, y para merendar se puede tomar un poco de fruta.

Una de las consecuencias más comunes de una mala alimentación es la obesidad:
"Los ejecutivos, por ejemplo, no suelen tener exceso de peso, pero sí cierta barriguita consecuencia del sedentarismo, del estrés crónico y de comer fuera de casa. La grasa aumenta los niveles de colesterol, de ácido úrico y de glucosa. Se desarrolla un síndrome metabólico que implica un incremento del peligro de sufrir un infarto cardiaco o un ataque cerebral", explica Vázquez.

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